Seis personas han muerto entre el miércoles y hoy viernes en el Everest, una temporada en que las larguísimas colas han complicado en extremo los ascensos y también los descensos desde la cima, a 8.848 metros de altura. En total, en lo que llevamos de temporada ocho personas han perdido la vida en el techo del mundo y otra desapareció la semana pasada, tras precipitarse a más de 8.000 metros. Y globalmente, hay que lamentar el fallecimiento de un total de 18 personas en montañas de más de 8.000 metros del Himalaya.
Las últimas víctimas mortales son Dhruba Bista, un renombrado guía de montaña nepalí que ha fallecido hoy en el campo base, tras ser evacuado desde el campamento 3, y un montañero irlandés, Kevin Hynes, por la cara norte, en el Tíbet, según publica The Himalayan Times. Este rotativo también ha avanzado que Nima Tenji Sherpa ha perecido esta tarde en su descenso desde la cima del Makalu (8.463 m.).
A la muerte de Bista y Hynes se suman, en el Everest, las de otras cuatro personas en los tres últimos días y otras dos la pasada semana. Esta madrugada ha trascendido que Ing Landgraf, procedente de Austria y de 65 años, falleció ayer mientras bajaba de la cumbre, según el mismo rotativo de Katmandú. Landgraf formaba parte de una expedición que acometió su Everest desde la cara norte, en el Tíbet.
Los largos tiempos de espera podrían haber influido en las muertes
La otra víctima de la que se ha informado hoy es la del indio Nihal Bagwan, de 27 años, que perdió la vida por la vertiente nepalí, en el campamento 4, después de haber sido rescatado por un grupo de sherpas unos metros más abajo de la cumbre, según las mismas fuentes. A estos dos muertes cabe sumar esta semana las de otros dos montañeros indios, Kalpana Das, de 49 años, y Anjali S.Kulkarni, una mujer de 54, además de la del norteamericano Donald Lynn Cash, de la misma edad.
Las compañías de expediciones y el Gobierno de Nepal deberán analizar cuál es la causa de estos fallecimientos, si tal como se sospecha los largos tiempos de espera, si las colas de unas dos horas a más a 8.000 metros, han influido mucho o poco en la tragedia. Esta es una temporada para la reflexión. El Everest es un negocio y los pocos días de buen tiempo todos los candidatos a cima, unos con más experiencia que otros, emprenden el ascenso coincidiendo peligrosamente en las zonas más elevadas de la montaña.
La imagen de la cola de la vergüenza en el Everest lleva días dando la vuelta al mundo. Al menos 500 personas coronaron el pico más alto del mundo el miércoles y el jueves, a los que cabrá sumar las de hoy y las de las restantes jornadas de este mes de mayo.
En total son 18 las personas fallecidas y otra desaparecida esta temporada en picos de más de 8.000 metros del Himalaya.
Un año de récords
A la espera del recuento definitivo, se espera que este 2019 sea un año de récords. El Gobierno de Nepal emitió 381 permisos para ascender el Everest a alpinistas extranjeros a los que cabe sumar los que han subido o subirán por la cara norte, por el Tíbet , entre 200 y 300 personas. Se calcula que entre clientes y los sherpas que los acompañan hasta la cima unas mil personas podrían coronar esta temporada el techo del mundo.
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