¡40 millones de muertos nos están gritando! - ElTiempo.com

La epidemia del VIH-sida, con sus 40 millones de muertos en tres décadas y 37 millones de personas que viven hoy con el virus, nos grita que cese la discriminación a las personas que nacen u optan por un comportamiento sexual distinto al heterosexual.

Pero seguimos en las cavernas: en el mundo y en nuestro país, la población homosexual y bisexual, y en especial los transexuales de todos los sectores sociales y edades, siguen optando por el suicidio porque no soportan la presión social. La depresión, el sentimiento de soledad, de incomprensión y el uso de drogas entre esta población aumenta los índices de suicidio. En Estados Unidos, los estudios hablan de cuatro veces más alto el intento de suicidio entre jóvenes LGBT que entre heterosexuales. ¿Por qué yo, tú, él no aceptamos a estas personas? ¿Por qué seguimos viéndolas como raras, enfermas o pervertidas? ¿Son asuntos religiosos? ¿Es por ese machismo presente en hombres y mujeres? ¿Hablamos de este tema en familia? ¿Somos conscientes de que la muerte de estas personas también está sobre nuestras espaldas, por acción u omisión?

Cuando se inició la epidemia, las miradas señaladoras cayeron sobre los homosexuales, que era el grupo más afectado. Pero muy pronto se dio la alarma: el sida no es una enfermedad de población gay. Desde entonces preocupa más la transmisión sexual entre parejas de distinto sexo, que nos hace a todos susceptibles de contraer la infección. Hoy crece el número de mujeres gestantes y jóvenes infectados. Por eso, este primero de diciembre la consigna es: "Hazte la prueba. Conoce tu estado. No infección, no reinfección, compromiso de todos".

Hoy esta infección no es considerada mortal sino crónica, y los afectados pueden llevar una vida normal gracias a los avances en tratamientos.


EL VIH destapó temas tabú. Nos enseñó a hablar de sexo, del preservativo, del autocuidado, y nos ha hecho un llamado a la no discriminación por razón de conductas sexuales. EL VIH retó la ciencia médica y ella respondió: hoy esta infección no es considerada mortal sino crónica, y los afectados pueden llevar una vida normal gracias a los avances en tratamientos. El uso del preservativo y el autocuidado son aprendizajes pendientes. Pero, para mí, lo más doloroso es tener que citar la Plataforma Trans cuando dice: "Sentimos un gran dolor como iguales que nos provoca esta reiterada y lamentable forma como los jóvenes trans gritan al mundo que esta sociedad está enferma si no es capaz de crear condiciones culturales, sociales y participativas en que todas y todos quepamos y el derecho a ser vertebre la convivencia social". ('Europa Press' 6.5.2018).

En 1989, cuando escribí el libro 'Sida en Colombia', la epidemia empezaba en nuestro país. En ese entonces cité al médico Santiago Estrada, especialista en Microbiología y Parasitología y estudioso hasta hoy del tema del VIH; él pedía a la población autocuidado y no discriminación para la población gay. Hoy, 30 años después, noviembre 23 de 2018, me dice como ponente en el Vl Simposio Nacional en VIH y TB: "La ciencia ha avanzado, Colombia ha avanzado y en buena medida se responde con los tratamientos a los pacientes, pero me afecta profundamente que la discriminación a la población no heterosexual siga causando tanto daño, especialmente a las mujeres transgénero, víctimas de toda clase de agresión en nuestro medio y en América Latina".

40 millones de muertos por el VIH nos gritan: si tiene vida sexual activa, hágase la prueba; si está infectado, cuídese de una reinfección; si es hombre, hágase la circuncisión, pero sobre todo, si usted es un ser humano que ya salió de las cavernas, entienda que su comportamiento homofóbico está sumando muertos, dolor y tragedia a muchos seres que requieren ser vistos como lo que son: normales e iguales, y simplemente con una conducta sexual diversa.