Robert Bowers, acusado de matar a 11 personas en una sinagoga de Pittsburgh, Pensilvania, en el peor ataque antisemita en la historia de Estados Unidos, compareció por primera vez ante la justicia ayer lunes, llevado en una silla de ruedas.
Permanecerá detenido, sin fijarse fianza, debido a que las autoridades judiciales advierten que es un peligro para la sociedad. La próxima audiencia ante el juez está fijada para el jueves.
De rostro pálido y expresión hosca, Bowers, de 46 años, hizo pocos comentarios durante la audiencia de tres minutos, aparte de responder "Sí" y "Sí, señor", en respuesta a preguntas de procedimiento de un juez federal.
Varios testigos indicaron a las autoridades policiales que al irrumpir en la ceremonia de la congregación Árbol de la Vida y abrir fuego gritó: "Todos los judíos deben morir".
Bowers fue detenido después de ser herido en un intercambio de disparos con la policía, que lo rodeó, y trasladado a un hospital. El alcance de sus lesiones no está claro. Ayer no llevaba vendajes visibles.
Vestido con una sudadera azul, Bowers fue trasladado a la sala número 8A de la Corte Federal de Estados Unidos en el centro de Pittsburgh.
En la sala le quitaron las esposas, lo que le permitió firmar algunos papeles, y fue sentado entre dos defensores de oficio, un hombre y una mujer, quienes lo representaron en la primera audiencia procesal.
Enfrenta 29 cargos tras abrir fuego en una sinagoga, matando a 11 personas, de entre 54 y 97 años, e hiriendo a otras seis, incluidos cuatro policías.
Bowers consultó con ambos abogados, pero sus comentarios resultaron inaudibles para la galería de prensa.
Riesgo.
"¿Es usted el señor Bowers?", le preguntó al acusado el juez Robert Mitchell.
"Sí", respondió.
Bowers contestó luego "Sí, señor" cuando se le preguntó si había recibido una copia de la demanda.
El acusado solicitó al juez Mitchell que no leyera la totalidad del documento con las acusaciones que le formulan ni las penas que le corresponderían si es hallado culpable. Por tanto, en función del pedido de su defendido, los abogados de Bowers renunciaron al derecho a la lectura de la demanda. Eso determinó que la audiencia judicial resultara breve.
La fiscalía habló para confirmar que Bowers estaba clasificado como en "riesgo de fuga".
La corte se retiró tres minutos después de abrir la sesión, y Bowers fue trasladado de vuelta a su lugar de reclusión.
Dos miembros de la Congregación Árbol de la Vida, estuvieron sentados en la primera fila de la sala del tribunal y siguieron todos los detalles de la breve audiencia judicial.
Los delitos de violencia de que es acusado Bowers se fundamentan en leyes de derechos civiles que castigan de forma severa los crímenes de odio. Las autoridades señalaron que los cargos que enfrenta podrían valerle la pena de muerte.
El Departamento de Justicia informó que el fiscal del Distrito Oeste de Pensilvania, Scott Brady, inició el proceso de aprobación para buscar que se aplique la pena de muerte a Bowers. La decisión final está en manos del fiscal general, Jeff Sessions.
Todos los casos que involucran la pena de muerte deben pasar por una sección especializada del Departamento de Justicia, que fue creada en 1988 para ayudar al fiscal general en esos casos.
Posturas.
Horas antes de que Bowers compareciera ante el juez, el presidente Donald Trump atacó a periodistas críticos de su gobierno y los responsabilizó de provocar extremismo antes de las elecciones legislativas del martes 6 de noviembre.
"Hay una gran ira en nuestro país causada en parte por la información falsa, incluso fraudulenta, que dan muchos medios", escribió Trump en Twittter, llamando a "los Medios de Noticias Falsas, los verdaderos Enemigos del Pueblo" y los exhortó a "parar la abierta y obvia hostilidad".
Trump y la primera dama, Melania, tienen previsto visitar hoy martes la ciudad de Pittsburgh, lo que generó polémica. La Casa Blanca confirmó que el presidente y su señora "viajarán a Pensilvania para expresar el apoyo del pueblo estadounidense y acompañar en el duelo a la comunidad de Pittsburgh", manifestó la vocera Sarah Huckabee Sanders.
Un grupo judío que se enfoca en la justicia social, liderado por Alexander Soros —hijo del magnate y filántropo George Soros, quien es judío y logró sobrevivir al horror de la ocupación nazi de Hungría— expresó en una carta abierta que Trump no es bienvenido en Pittsburgh mientras no denuncie a los grupos extremistas blancos.
"Durante los últimos tres años, sus palabras han envalentonado al creciente movimiento extremista", indicó el texto. "Usted mismo dijo que el asesino es la representación del mal, pero la violencia ocurrida el sábado es la culminación directa de su influencia".
Sin embargo, otros integrantes de la comunidad judía de Pittsburgh, discrepan con esa postura, incluyendo al rabino Jeffrey Myers de la Congregación Árbol de la Vida. "El presidente de Estados Unidos siempre es bienvenido", declaró Myers a CNN. "Soy un ciudadano. Él es mi presidente. Por cierto, es bienvenido".
Un consejo que ayudó al rabino
El rabino Jeffrey Myers, de la Congregación Árbol de la Vida, comentó que los consejos que le dio un experto en seguridad le permitieron actuar con rapidez para ponerse en contacto con la Policía, después del criminal ataque prepetrado por Robert Bowers.
Rara vez, Myers llevaba su celular el sabbat, el día mas sagrado de la semana, en la que muchos miembros de la comunidad judía evitan la tecnología. Pero, en agosto, un experto en seguridad le dijo que "este es un mundo diferente" y le recomendó tener el celular a mano. Debido a ese asesoramiento, Myers fue el primero que llamó a los equipos Swat y los guió durante 20 minutos. "Me enseñó muchas cosas", dijo el rabino en la televisora ABC. "Le estoy muy agradecido".