La sesión del Consejo Académico de ayer negó el tratamiento del proyecto presentado por la Agrupación Pan y Rosas para realizar jornadas de debate interclaustro sobre el proyecto de Protocolo de Actuación ante las violencias de género en la UNJu, que el rector Rodolfo Tecchi anunció hace unas semanas que se aprobaría. Medida fuertemente reclamado por la comunidad académica.
La explicación que dieron para negar el tratamiento de este proyecto fue que derivaron el mismo al Area Interdisciplinaria de Género, desde donde se oponen a la realización de un debate colectivo en toda la UNJu y en cambio, convocan a este jueves a una jornada de debate, que no puede ser más que una formalidad en el marco de que la gran mayoría de las y los estudiantes no están cursando por el paro de docentes universitarios.
El Protocolo nos concierne a todes
La demanda de sanción y aplicación de un Protocolo surgió primero de una asamblea interclaustro a inicios de 2018, cuando docentes y estudiantes se reunieron para debatir la pelea por la aprobación del Proyecto de Interrupción Voluntaria del Embarazo. Asimismo fue una demanda votada en reiteradas ocasiones en asambleas estudiantiles en el marco del conflicto universitario del año pasado que movilizó a miles de estudiantes en la UNJu. Sin embargo, el contenido del proyecto a tratarse en el Consejo Superior es desconocido por el conjunto de la comunidad académica.
Ante esta situación, en la tarde del martes en la sesión del Consejo Académico de la FHyCS, la agrupación de mujeres Pan y Rosas pidió que se apruebe un proyecto que establece que la gestión mediante las cátedras garantice la discusión y el debate entre todas y todos los estudiantes sobre el contenido y fundamentos del Protocolo que se apruebe en la Facultad de Humanidades y que se extienda al resto de las facultades de la UNJu, como un primer paso para desnaturalizar y prevenir las violencias de género y que el protocolo aprobado se convierta en una herramienta colectiva para combatir la violencia patriarcal.
Esta propuesta no cae del cielo. Mientras las calles de la Provincia y del país en cada marcha del movimiento de mujeres nos muestran que en todos lados se está cuestionando profundamente la violencia que viven día a día las mujeres y personas no binaries, mientras son 33 las universidades nacionales que cuentan con herramientas de este tipo y están vigentes en el país leyes que reconocen el carácter específico de la violencia de género y medidas para prevenir y erradicar la misma, la UNJu no cuenta con una herramienta y se multiplican los casos de violencias.
La sanción y aplicación de un Protocolo de estas características, si de verdad queremos cuestionar y combatir la violencia patriarcal, no puede ser una resolución administrativa de espaldas a las y los estudiantes, docentes y trabajadores no docentes de la UNJu.
Curiosamente, ante esta demanda que la organización de mujeres Pan y Rosas, así como estudiantes, docentes, consejeras y consejeros académicos vienen realizando desde hace ya casi un año, reclamando el elemental derecho a conocer el Protocolo a tratarse, se encontraron una y otra vez con la oposición abierta del Área Interdisciplinaria de Género, encargada de la redacción del proyecto, que se niega a socializar el texto del mismo para que sea democráticamente debatido por la comunidad académica y así potencie esta herramienta fundamental. En contraposición a la propuesta realizada por Pan y Rosas, convocan a una jornada de debate sobre el Protocolo para este jueves, cuando no hay clases por el paro universitario, lo cual limitará la participación real.
La violencia patriarcal en todas sus formas, es intrínseca a la sociedad patriarcal y capitalista y sólo se puede erradicar por completo cuestionando profundamente este régimen social. Sin embargo, la creación y aplicación de Protocolos de actuación ante las violencias, constituidos en herramientas colectivas desde su propia formulación, pueden ser instrumentos "contrapedagógicos", al decir de Rita Segato, fundamentales para combatir y fortalecer la conciencia y organización de las mujeres, personas no binaries, estudiantes, docentes y no docentes. En esta concepción fundamentan desde la agrupación Pan y Rosas la demanda de socialización y discusión colectiva del mismo.
Democratizar el co-gobierno universitario para combatir el patriarcado
Mientras la juventud es la protagonista indiscutida de la potente marea verde que inundó calles, plazas y colegios en la Provincia, como en todo el país, peleando por el derecho al aborto y cuestionando los mandatos patriarcales que oprimen a las mujeres, LGTBI y a la juventud. Mientras miles nos pusimos de pie y mostramos el año pasado la fuerza del movimiento estudiantil autoorganizado en asambleas. Las autoridades de la UNJu se niegan a promover el elemental debate democrático sobre una herramienta que nos concierne a todes ¿Será que temen que la marea verde inunde la universidad para cuestionarlo todo?
Defienden un co-gobierno antidemocrático donde una minoría define los destinos de la universidad, donde el voto de las y los estudiantes vale menos y la inmensa mayoría del estudiantado ni siquiera tiene derecho a votar.
Las jerarquías patriarcales sirven también para naturalizar el status quo y los privilegios de la casta profesoral que gobierna la universidad, que percibe dietas de privilegio como el rector y las y los decanos, y mantiene nuestra universidad al margen de la realidad de las grandes mayorías, y al servicio de los capitalistas y sus gobiernos.
Por eso, ni siquiera para un reclamo tan elemental como la creación y aplicación de un Protocolo de actuación ante la violencia de género, podemos confiar en estas autoridades. Como cada uno de nuestros derechos, tenemos que arrancarlo con la autoorganización de las mujeres, el movimiento estudiantil, docente y no docente, exigiendo el derecho a debatir y elaborar el protocolo democrática y colectivamente.
La conducción del Centro de Estudiantes así como el gremio ADIUNJu tienen que apoyar este reclamo en el camino de fortalecer la autoorganización para pelear contra todos los mecanismos de opresión que se reproducen en el ámbito de la UNJu contra la juventud, garantizando el debate, organización y decisión democrática de estudiantes y docentes.
Que el movimiento de mujeres confluya con el movimiento estudiantil y docente, porque es hora de poner a tono a la universidad con los fenómenos más avanzados de la realidad, para pelear por todas las libertades que nos faltan y para que la Universidad sea un actor, junto al pueblo trabajador, a la hora de enfrentar y derrotar los planes de ajuste y miseria que ya están descargando sobre nuestras espaldas Macri, el FMI y les gobernadores.